sábado, 26 de septiembre de 2015

SAN BERNARDO: LA IDENTIDAD DEL PASADO


Por: Mario Celis V.   
  
Texto presentado en el foro Barriocultura “San Bernardo Cultura o Slogans”, realizado en Noviembre 2014 y Enero 2015.

Es ya común escuchar que la ciudad de San Bernardo tiene una identidad cultural propia. Pero ¿Cuál es esta identidad? Por años, el tema ha sido obseción de artistas y antiguos vecinos, que han profundizado una búsqueda natural de elementos culturales en su origen y desarrollo histórico.
Desde 1990, ya en período democratico, surge en las autoridades locales, de todas las tendencias gobernantes, un frenetico interés por levantar el tema cultural sobre la idea base de una identidad local. 
Aquella construcción ha ido definiéndose en las últimas décadas, hasta constituir un discurso que ha sido también adoptado por instituciones privadas, uniformadas, empresas e incluso organizaciones sociales.  Discurso repetido sin mayor reflexión sobre su consistencia. 
Desmenuzaremos a continuación sus trasfondos y como abordar con lucidez, un tema tan etéreo como la identidad.

EL “PASADO DORADO” DE SAN BERNARDO
El discurso de la identidad sanbernardina que ha sido instalado, evoca y alaba hasta la saciedad, los símbolos de una “era dorada” de San Bernardo. Esta era dorada, en rigor, no aparecería con sus primeros habitantes indígenas, ni con la presencia mapuche, ni con la convivencia del imperio del Tahuantisuyo. Tampoco con el periodo colonial ni la edificación de la villa en los albores de la independencia, ni su desarrollo posterior en el siglo diecinueve. 
Aunque la ciudad tiene cerca de 200 años, sin contar su historia anterior, este esplendor pertenecería al periodo republicano. Se trataría solo de algunas fotografías de identidad en color sepia, de una parte del siglo veinte.

He aquí los imaginarios que componen esta identidad única. Tres dimensiones de un mismo cuerpo: 

El Imaginario Aristocrático:

Es el recuerdo borroso e idealizado del San Bernardo “señorial”, donde la aristocracia de fines del siglo XIX e inicios del XX, vacaciona y comparte tertulias junto al piano. Convertida en lugar de veraneo, la villa de construcción de adobe y tejas, es decorada con nuevas casas patronales, que ostentan afrancesadas baldosas, maderas nobles y estatuas. Sin embargo, la verdad es que nunca hubo grandes palacios, y las pocas casas que llegaron en pie al siglo XXI, fueron también demolidas o mal conservadas.  
La vida aristocrática termina desvaneciéndose. El balneario de las familias pudientes se traslada a Cartagena. Nuevas familias que no pertenecen a estas castas, hacen riqueza. Inmigrantes árabes, españoles, alemanes, italianos, dedicados al comercio, son quienes modernizan el barrio céntrico y participan de una nueva estructura social que toma forma y aporta al progreso de la ciudad. 
Años más tarde, las casonas o sus restos, su dudoso legado arquitectónico, se convertira en simbolo de una quimera, el anhelo de ver a la ciudad nuevamente habitada por gente rica, bien vestida y culta, que nos invita a sus pomposos ágapes. Un poco más realista es el deseo de restaurar o proteger esa arquitectura, pero la modernidad dirá otra cosa. La idealizada arquitectura local, la supuesta edad de oro de la cultura y su legado Tolstoyano, más alla de un suspiro nostalgico, ¿lograrán materializarse en algo? 

El imaginario Rural: 
 
Este imaginario, recoge la memoria del antiguo pueblo y su vida de campo. Aquella nostalgia por un pueblo apacible de costumbres agricolas.   Es también aristocrático, pues proviene de la aristocracia del latifundio que domina y ordena la vida de los habitanyes de la zona central de Chile. 

Como en todo Chile, la vida se ordena en torno al fundo. Con migraciones de zonas agrícolas aumenta la población. El modelo de vida campesino comienza a convivir con el modelo industrial,  transformando al pueblo apacible, en una ciudad modernizada.
Tras el golpe del 73, la reforma agraria es reducida a su mínima expresión, pero la vida en torno al fundo no regresa. Los campos son entregados al modelo exportador. Parcelas de monocultivo, plantas de procesamiento frutícola, frigoríficos, faenadoras de pollo y cerdo, decoran ahora el entorno a la ciudad. 
La actividad agrícola de grandes hacendados y pequeños parceleros, disminuye hasta casi desaparecer. Las chacras se transforman en parcelas de agrado.  
Allí ya no se plantan nuestras hortalizas, ni se cría el caballo alazán, ni se canta con guitarra traspuésta bajo el parrón. Las carretas repartidoras de leche, ya no trotan por las calles, el agua ya no corre por las acequias. Ponchos, mantas y espuelas, ya no serán atuendo cotidiano, sino un ocasional disfraz.
A pesar del derrumbe, la matriz cultural rural - urbana, si ha permanecido, como un sentido recuerdo.  Es alli donde se instala un nacionalismo autoritario y conservador, impuesto por la dictadura y continuado por sucesivas gestiones municipales en las décadas 2000 y 2010. 
Esta nostalgia, es desvirtuada, a traves de los esterotipos de la "chilenidad" y utilizada como sinonimo de identidad local, como instrumento de cohesión, como váñvula de escape, como slogan unificador.
La añoranza del San Bernardo antiguo y rural, pretende ir más alla del homenaje, o el rescate de tradiciones: Hasta no aceptar que el modelo agrícola feneció y vincularlo a una armonía entre Patrón, Peon y naturaleza. A un sentimiento vivo de patriotismo, al orden, a lo popular (despolitizado y desprovisto de sus expresiones propias), al catolicismo (en su expresión más conservadora), al respeto irrestricto a la autoridad, a la "raza chilena", etc.  
Así como desconoce la verdadera realidad social del antiguo pueblo campestre, tampoco entiende las causas, ni el momento cuando el campo desaparece como modelo. ¿Podra esta "chilenidad sanbernardina", desconocer también al modelo de mercado, a la expansión del territorio urbano y su impacto en la cultura rural.?¿Podra imponerse sobre la periferia, no  identificada con lo rural, o por sobre el descontento social?

El Imaginario ferroviario: 
Es la añoranza por el esplendor de Maestranza Central durante el siglo XX.  Resurge una y otra vez por la eterna deuda patrimonial ferroviaria con su memoria y sus edificios de arquitectura racionalista o moderna.
Hay un fuerte lazo entre dos o tres generaciones de obreros y sus descendencias e identifica fuertemente a sectores de la clase media local de los barrios históricos.
Se le considera reresentativo de la identidad del sujeto obrero popular, Sin embargo, la ciudad tuvo también durante aquel siglo, una gran masa de trabajadores campesinos, un fuerte artesanado, trabajadores del comercio y servicios, militares,  profesores y un creciente número de profesionales de nivel técnico y superior.
Sobre su último periodo no se habla. Los crímenes contra ferroviarios tras el golpe militar y sobre estafas en la empresa de ferrocarriles del estado al llegar la democracia, se guardan bajo un oscuro silencio. 
El proyecto para convertir sus galpones en un mall, es postergado, así como el debate sobre el rescate de esa memoria. Este no se hace cargo de las causas de su final y abandono. 
Al promover una memoria con mala memoria, dificilmente se puede construir una voluntad para convertir estos espacios en un bien útil de uso comunitario. 
Aun con la deuda impaga, este imaginario mantiene vigencia, pero pierde representatividad popular y queda también huerfano de proyecto económico politico y social, al morir su industria. 
¿Si la memoria ferroviaria fuese al menos, puesta en valor, podrá por si misma, representar a la actual masa trabajadora de la comuna?


CULTURA PARA LOS SIN CULTURA
La cultura oficial no cree en cultura hecha por la gente común, pues la cultura, o la “alta cultura” es solo lo que hicieron otros en el pasado, aristócratas, gente excepcional del siglo XIX. Su legado, plasmado en fotografías en sepia, es lo que estamos obligados a seguir.
Como un gran porcentaje de las familias sanbernardinas, no vivió este “pasado de oro”, se encontraría, según esta mirada, en una carencia cultural e identitaria. Tal vez ahí, podria sustentarse, la idea de difundir rescatar y revivir esta cultura del pasado. 


Tras la que podria ser una noble intención, un enfoque discriminador. Estos habitantes, sin al menos un pariente lejano ilustre, o ferroviario, no tendrían cultura propia. Al convertirse en sanbernardinos deberían adoptar esta identidad y negar cualquier cultura que les pudiera pertenecer por herencia de su origen, o  cualquier construcción identitaria como pobladores de villas o como habitantes del siglo XXI, en una ciudad en expansión
.

Esta idea que supone a los “nuevos vecinos”, o “nuevos sanbernardinos”, como gente sin cultura, ni pasado,  tal vez explicaría la necesidad de la oficialidad de “repartir” su cultura a esta comunidad sin voz, como quien reparte leche, frazadas, cajas de alimento o globos.  
Se les reduce a espectadores de eventos, de entretención liviana, masiva. Mientras aún no estén preparados para un baño de cultura mayor, se les “mangueréa” la cultura, hasta que sean dignos de entrar a la piscina. 

Un estereotipado folklóre se ensalza por sobre otras expresiones y también se entrega gratuitamente  en formatos masivos, en serie, repetitivos, controlados.
Para quienes si pueden acceder, hay una oferta de eventos reducidos, para la afición musical o literaria local.  Allí puede encontrarse algo de arte. Pero principalmente se fomenta un arte que preserve tradiciones, que contemple, que añore, que no cuestione, un arte servicial, un arte “positivo”, “que muestre lo bueno y no lo malo”, como afirma la autoridad.

Se recuerda el pasado, pero solo cierto pasado. Se desconocen las últimas décadas como décadas de valor cultural. Se da vuelta sobre los mismos temas, los mismos nombres. El eterno homenaje y las efemérides obstruyen la expresión artística. La mirada contemporánea brilla por su ausencia. Y aunque se privilegie la “alta cultura”, esta se mantiene a kilómetros de distancia del quehacer cultural y del arte profesional hoy en Chile.

Sabemos que el arte, si para algo sirve, es para para hacernos preguntas, y esto no es posible con un arte que anula cuestionamientos e impone respuestas únicas.
Pero, aunque esta adaptación del arte para otros fines, es una constante de toda época y gobernante, podemos poner atención en un punto más abordable en nuestra cotidianeidad local y que nos es propio: La identidad cultural.



PASADO PARA OCULTAR PROBLEMAS, PASADO PARA NUBLAR LOS CAMBIOS
Como la identidad cultural de la ciudad se supone ya existe, casi nadie se atreve a cuestionarla o pensar que nuestra ciudad pudiera tener otras identidades, o bien, descubir con horror, que tal vez no tiene ninguna identidad propia (!!!).
Las obras o iniciativas que apuntan a crear una identidad local de época con otros códigos, o aquellas que osan abordar temas de la sociedad del siglo XXI, no parecen tener aún un espacio en nuestra conservadora comuna.
El problema no es el pasado, cuyo conocimiento resulta sumamente interesante, sino la utilización de este. La instalación de este imaginario de memoria e  identidad cultural totalizante, como el único posible.
Se trata de crear la fantasía de que la historia, está siendo recuperada, o que  modelos culturales extintos siguen aún vivos.  Por lo que sabemos, esta cultura no vive hoy, es de otra dimensión. Por tanto solo nos quedan sus bienes patrimoniales. Aquí sobreviven algunos de sus vestigios: Casas patronales, caminos, iglesias, acequias, la Maestranza, etc.
Hasta ahora ha sido posible tener estos vestigios a la vista, pero su abandono es evidente, desaparecen a un ritmo impresionante, mientras la ignorancia, la violencia, la superficialidad, las anti-culturas, proliferan como microbasurales en cada esquina, cada escuela, cada hogar, cada institución.

Como los bienes tangibles escasean, se recurre a los recuerdos de sus habitantes más antiguos, pero al morir estos y ser minoría ante una población creciente, los recuerdos pierden fuerza cuando no puedes ver, visitar o usar estos bienes patrimoniales.

Es aquí donde la oficialidad ha redoblado esfuerzos para imponer ideas fuerza como “La Capital del folklóre”, “Una comuna con abundante vida cultural”, “ciudad de poetas”, “capital ferroviaria”, “una comuna con todas sus tradiciones vivas”, “la recuperación del 18 chico y la fiesta de la primavera”, “Aquí el folclore se vive todo el año”, "el legado tolstoyano vivo", etc. Slogans  que para el sentido comun, o a la vista gente de otras comunas, suenan algo exageradas, chauvinistas, poco realistas, con vago sustento histórico o científico. Pero lo más evidente es que en su mayoría se trata de puestas en escena, recreaciones, muy poca cultura viva, libre, creada o gestionada por la gente.

Para esto se despliegan grandes recursos, toda la tecnología, publicidad y marketing hoy disponible. La identidad cultural irrumpe con enormes parlantes, pero escaso trabajo educativo.
Imponer esta identidad anacrónica en todo, se ha convertido en una constante y velada censura a la cultura y a los artistas locales (en una ciudad, donde curiosamente, surgen gran cantidad de artistas, con o sin apoyo oficial).

Su uso obsesivo nos ayuda poco a comprender los últimos tiempos, que definen sustancialmente el San Bernardo de hoy. Es este mismo pasado, el que se usa para no hablar de otras épocas, de otros imaginarios. Con este pasado se obstruye la construcción de una identidad cultural, que interprete a las actuales y nuevas generaciones, sobre todo a los sectores populares.
Con esta identidad del recuerdo, se nublan los problemas presentes, se niegan las posibilidades de cambios profundos. La identidad única, infantiliza, niega las capacidades de la gente.

Menos aún, ayuda a comprender la sociedad en que vivimos.  Temas como Género, diversidad, desigualdad, sexualidad, tecnología, ciencia, educación, cultura, medio ambiente, DD. HH…No pueden existir en una cultura estática,  en  imaginarios de museo abandonado.


EL PASADO DORADO EN DEMOLICIÓN
Contradictoriamente este pasado dorado es destruido, sin culpa, por la misma clase política, autoridades, inversionistas e instituciones a su servicio, que pregonan la belleza insuperable de estas épocas. Cada vez que surge una buena oferta para levantar alguna mole que ofrezca beneficiar a una firma privada, a cambio de buenas patentes, iluminar un peladero, o aumentar algo el subempleo; no se inmutan para subastar cualquier bien patrimonial, en tiempo record y con las mínimas exigencias, al borde de la normativa.

La identidad del pasado se ha convertido, en el truco publicitario usado para promover las inversiones que destruyen o deforman esta y otras identidades.
 
Queda así en evidencia que su modelo de identidad local, no ha sido más que un conjunto de frases. Solo se ha jugado con nuestra memoria emotiva. 
 
 “San Bernardo ya no es el mismo” se dice, ¿Pero quién mando demoler el patrimonio y la identidad de San Bernardo, que tanto dicen defender? ¿Si no fue el latifundio, si no fue la dictadura, si no fue la economía de mercado, si no fueron los gobiernos, si no fue el municipio, si no fueron los negociados, si no fue su partido?… ¿Quién?

Nadie asumió la responsabilidad, ni por las Re - radicaciones (mal llamadas "Erradicaciones", como si fuera un exterminio de pobres), ni por el sobrepoblamiento sin planificación a través de subsidios, ni por la venta del patrimonio a las inmobiliarias, ni por el abandono del mercado, del Pucará, plazas, teatros o la Maestranza, ni por la ausencia de un proyecto cultural masivo, ni por el nulo apoyo a los artistas, ni por la segregación, ni por nada.
Durante más de tres décadas no importo saber. Había que seguir creyendo y difundiendo la devoción por la identidad del pasado, aunque se nos viniera el siglo XXI encima. Porque distraía del presente, de los temas difíciles, porque llenaba un vacío de identidad local necesario, porque rendía electoralmente, porque calzaba con la inversión privada, porque servía para todo.
El pasado dorado ya no era solo publicidad, había sido desde mucho antes, y hoy más que nunca, una estrategia más de propaganda política.

Pero no era suficiente para diluir las responsabilidades de destrucción de la villa rural, aristócrata y ferroviaria…Para responder a la preguntas ¿Por qué se arruinó nuestro lindo pueblito?, ¿Quién jodió a San Bernardo? Se tejió una respuesta burda, usada por las capas medias, tanto como por la hoy exigua clase alta local, e incluso por los estratos bajos. Una respuesta que mezcló las épocas, que confundió las tomas con la asignación de viviendas, como si toda la periferia hubiese optado por instalarse allí, sin que las autoridades lo supieran…Una respuesta que fue transmitida a los niños, que hoy abunda en las redes sociales:    … “Fueron los pobres”…

 “Fue esa gente que llego y arruinó todo”, “esa gente que bajo hasta acá y se apoderó del centro”, “fueron los flaites quienes destruyeron San Bernardo”, “Se instalaron tras la línea, llegaron con rabia, aun siguen llegando”…

LOS MODELOS SOCIALES ECONÓMICOS DE LA CIUDAD
Malas noticias: San Bernardo ya no es, ni volverá a ser aquel pueblito rural, ni la villa señorial para el veraneo de la aristocracia santiaguina, ni tampoco la villa industrial de obreros privilegiados.
Los acontecimientos del país y  sus cambios de modelo, le influyeron y le influyen directamente.
Comprender que la ciudad no es una isla, nos ayudaría a aceptar que los ciudadanos de San Bernardo se han quedado hoy sin proyecto social propio. El último proyecto, el industrial ferroviario, fue silenciado, acribillado y hecho desaparecer.
El único proyecto existente, omnipresente, e impuesto desde afuera, es el imperio de las grandes empresas. Inversionistas de todo tipo, ven en la comuna una plaza libre, con escasas regulaciones, para contratar mano de obra barata e instalar sus malls, industrias contaminantes, villas,  condominios enrejados, u obras de ingeniería invasivas y segregadoras.


¿EL PROBLEMA DEL PATRIMONIO,  NO SERA LA IDEA DE PATRIMONIO?
¿Quién defiende el patrimonio de la ciudad entonces? Al parecer todos. Quienes lo añoran y quienes lo destruyen y viceversa. Es decir, quienes lo defienden también lo destruyen, o hacen muy poco para impedirlo.
El mito del patrimonio es parte de esta construcción de identidad, de un pasado mejor, pasado que supuestamente, aún permanece. Permanece al menos en el espíritu y lo poco que queda debemos preservarlo, es el discurso de todo candidato.

Pero las excavadoras avanzan, mientras las viejas locomotoras y los viejos edificios desaparecen en el óxido, con la eterna promesa de ser preservados.
Como se supone que este patrimonio les pertenece a todos. Con facilidad levantan slogans como “San Bernardo defiende su patrimonio”, suponiendo que estos temas son prioritarios y de apoyo masivo, cuando no lo son.

En los mayoritarios sectores populares este discurso no prende. Incluso en sectores medios, para los vecinos la idea de Patrimonio, carece de un sentido concreto, genera dudas.  Cuando ven su propio patrimonio, sus casas y sus barrios deteriorándose a mayor velocidad, no hace sentido la defensa de viejas casonas de adobe, ni oponerse a la promesa de progreso, cuando no hay una alternativa contundente de otro desarrollo, no destructivo,  ligado a una cultura real, viva, tangible, coherente con su época y sus necesidades.

La protección estos bienes y el imaginario de recuerdos que los rodea, no se traduce en beneficio para la población postergada de la ciudad. Pero peor aún, no corresponde a su propia identidad.

Por otro lado, las clases acomodadas de la ciudad, que heredaron estas tradiciones y este sentimiento de ciudad cohesionada de antaño, aparte de culpar a los pobres de los cambios, tienen desconfianza de un futuro donde estos bienes tangibles sean totalmente accesibles a esta masa inculta y no protegidos por sus antiguas familias.  La amenaza de destrucción del patrimonio y por tanto de la cultura, alimenta la promesa de restauración, conservación y apertura, como una constante en el tiempo. Pero si se llegara a hacer algo con estos bienes, presume administraciones elitistas, usos restringidos, usos no comunitarios.

El patrimonio es propiedad, y la propiedad no es de todos, se compra o se hereda.

Si esta construcción simbólica fue hecha tanto por la dictadura, como por la clase política de ambos lados, que ha gobernado la comuna desde 1990, se hace difícil creer en una política patrimonial seria, a estas alturas, mucho menos en una política cultural.
Por años parecía creíble que una oficialidad que defendía sus propias tradiciones, su patrimonio, sus proyectos económico - sociales,  defendería también  la memoria, las tradiciones (supuestamente) de todos.  
Hoy resulta dudoso que los mismos sectores políticos que apoyan el modelo de mercado como solución total, serán los defensores del patrimonio o incluso de la cultura local.

¿Si no se defendió antes el patrimonio, porque ahora van hacerlo? ¿Si no se diseñó un proyecto cultural, ni levantaron los temas sociales como hoy levantan las banderas del patrimonio, ¿Porque debemos creer que ahora van a hacerlo?

Es innegable que en muchos vecinos  existe la honesta intención de hacer progresar esta ciudad defendiendo su cultura. Sin embargo, enfrentar la publicidad de la alianza empresario - político, destinada a privilegiar negociados, puede ser muy contraproducente, si se hace con consignas simplistas, o con su mismo ideal de pasado.

En otras palabras; Si los dueños de la ciudad nos imponen sus negocios, levantando la consigna del pasado dorado, no funciona oponerse a ellos, con la misma consigna del pasado dorado.

Es necesario revisar si nuestras propias convicciones y formas de oponernos a los proyectos invasivos, no cae en una extrema ingenuidad. Las lindas locomotoras antiguas que añoramos, se están convirtiendo fácilmente en crueles retroexcavadoras. Al  invocar modelos tan manoseados y al no dar consistencia política como fuerzas sociales  a las demandas, corremos el riesgo de que caer en otro “cuento del tío”. 
Con este mismo proyecto de identidad del recuerdo, de una ciudad que ya no existe, no se puede enfrentar a quienes vienen con sus maquetas 3 D a proyectarles un futuro magnifico a concejales y alcaldes de turno, dispuestos a comprar cualquier porvenir que sea financiable.


IDENTIDAD DE HOY,  IDENTIDAD DE FUTURO
Las amenazas a espacios como la Maestranza, la Plaza de Armas, la Avenida Portales o los barrios típicos, hoy nos dan la oportunidad de hacer una reflexión profunda de que queremos como ciudadanos comunes para hoy y para mañana.

Si aspiramos a construir un San Bernardo mirando al futuro y para todos, nuestra mirada debe ser de futuro.
Si para construir nuestra identidad cultural local, se necesita una conciencia del pasado, dado lo compleja y contradictoria que es nuestra ciudad, necesitamos reflexionar doblemente sobre el San Bernardo de hoy, la identidad de hoy, la cultura de hoy.

¿Es la identidad cultural solo un recuerdo de tiempos mejores? Queremos preservar para añorar eternamente un pasado mejor, o queremos dar cuenta de nuestra realidad aquí ahora, para construir una base sólida para un mejor futuro?

¿Queremos entender como identidad, solo la cultura del San Bernardo céntrico, antiguo?, ¿Asumiremos de una vez, que tenemos hace ya tiempo un nuevo San Bernardo mayoritariamente periférico, popular, con carencias, que también tiene derecho a escribir su propia historia, su propia cultura y no necesariamente debería identificarse con todo lo que se afirma es la única  identidad de San Bernardo?

Hacernos estas preguntas, es urgente y es gratis. Como el pasado no va a regresar, debemos construir hoy lo que nos gustaba de ese pasado. Por ejemplo: convirtiendo la fantasía rural, en planificación ambiental o un proyecto de cultura y tradiciones coherente con esta época.

Podemos y debemos crear nuevos códigos, nuevas expresiones, nuevas estrategias de respuesta a nivel local, aquí y ahora. Podemos crear las bases de una nueva política cultural desde las organizaciones sociales. Antes que San Bernardo triplique su población, antes que sea demasiado tarde.






Escritores de Maipo

La cosecha de exponentes de las letras, es abundante en las comunas de Maipo. 
Poetas, narradores y ensayistas han proliferado en los últimos períodos, editando periódicamente sus libros y participando en lecturas y eventos.He aquí algunos exponentes de la literatura local:
Juan Eduardo Díaz, poeta - San Bernardo


Guillermo Besoain, Ensayista, historiador - San Bernardo

Yuri Pérez, Poeta , narrador - San Bernardo

Marcelo Mallea

Marcelo Arce, Poeta - San Bernardo

Monica Montero, Narradora - San Bernardo



Eduardo Vasallo, poeta, ensayista - San Bernardo
Ana Montrosis, poeta - San Bernardo
Samuel Ibarra, ensayista- San Bernardo 

Antonio Silva, poeta - San Bernardo.
Agrupación de escritores y artístas del Maipo - Buin
Raul Andani, poeta- San Bernardo






Edith Contador, Poeta, Buin
Eliana Ladrón de Guevara, Narradora, Paine.
Lee las biografias completas y objetivas de estos creadores en Cosecha local - Decadas 80, 90 y 2000
Claudia Kennedy, Poeta, San Bernardo

Ursula Starke, Poeta, narradora, San Bernardo



Estudiantinas de San Bernardo
Estudiantina Magisterio de San Bernardo
Estudiantina Femenina La Aurora de San Bernardo


ESTUDIANTINAS

Las estudiantinas son una tradición medieval de conjuntos vocales e instrumentales de cinco o más miembros, que interpretan canciones románticas o festivas del siglo XIX o de un repertorio contemporáneo, con mandolinas, guitarra, pandero y voces.
Las estudiantinas o tunas, llegan a Chile en el siglo IXX, con la estudiantina española Figaro. Su estilo musical es revitalizado, por nuevas agrupaciones que comienzan a aparecer desde finales de la década del 60.
Las primeras estudiantinas contemporáneas surgen en Iquique, Antofagasta y Calama. Más tarde en Santiago. En 1980, resurgen las agrupaciones integradas solo por mujeres.
La Estudiantina Femenina La Aurora, es fundada en San Bernardo en décadas recientes...
Ver más en Cosecha Local - Década 90.


Ver video de Estudiantina Victoria de San Bernardo: Estudiantina Victoria
Ver video de Estudiantina Las Alondras de San Bernardo: Las Alondras


  

Eventos de Artes visuales

                                                           Prácticas  
Cosecha  Local  Arte y cultura en la provincia de Maipo - Década 2000 
En la provincia hay escasez de salas acondicionadas y exclusivas para las artes visuales. En este período la mayoría de las exposiciones se realizan principalmente en salones, salas, halls de entrada o pasillos de edificios públicos.
Aun así, despiertan interés las muestras de gran formato traídas por ministerios o fundaciones, y aquellas relacionadas con la historia local.
Algunas exposiciones durante esta época son:

Muestra: Jorge Negrete vuelve a Chile: Exposición itinerante de Fotografías, que grafícan la visita a Chile del famoso cantante mexicano durante los años 30.
Exposición fotográfica de Cesar Disi: Fotografía de edificios y lugares patrimoniales de San Bernardo efectuada en escuelas, centros culturales y edificios públicos de la comuna, entre 2001 y 2002.
Puntapié Inicial - Exposición de fotografías históricas de futbol: En Agosto del 2009 como parte del Gran encuentro deportivo "Puntapié Inicial" en homenaje a personajes del fútbol amateur de San Bernardo. Se exhibe una exposición de fotografías históricas del fútbol local y nacional. Es un proyecto de la junta de vecinos de La Lata y realizada en Estadio municipal de San Bernardo, en medio de una jornada de partidos de antiguos clubes como Estrella Ferroviaria, Oriente y Balmaceda, entre otros y la selección ANFA San Bernardo de 2009.

Los Tiznados, exposición fotográfica: Rescate fotográfico de los trabajadores de la ex Maestranza Central. Exhibida en 2007, primero en el Museo Ferroviario de la Quinta Normal y en el hall central del edificio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), ubicado en Plaza Sotomayor, Valparaíso. Luego hay diversas muestras en San Bernardo, principalmente en el Festival Nacional del Folklóre.

Exposición Círculo de Artes Corp. Nuevo Horizonte: En Buin, durante Dic 2007, 2008 y 2009,  la Corporación Al sur del Maipo realiza esta Exposición anual de los talleres de su Circulo de artes. Realizada en el Colegio San Pedro Apostol gratuita y abierta a toda la comunidad.

Ver más en el libro: Cosecha local - Década 2000 (pronto a editarse)


sábado, 12 de septiembre de 2015


 Libro Cosecha Local

Es una obra de investigación sobre la cultura y las artes en la provincia de Maipo (Buin, Calera de Tango, Paine y San Bernardo),entre 1980 y 2010. 
Se encuentra en fase de investigación.
Esta dividida en tres tomos. Cada uno corresponde a las décadas de los 80, 90 y 2000.  


A su vez se subdivide en 5 capítulos, que corresponden a los elementos que componen la vida cultural de las 4 comunas.

   Cosecha  Local


ARTE Y CULTURA EN LA
PROVINCIA DE
DÉCADAS
80
M a i p o
90

BUIN - CALERA DE TANGO - PAINE -  SAN BERNARDO
2000



PRACTICAS: Son las actividades o conjuntos de actividades realizadas sistemáticamente o con cierta constancia, que reproducen un formato definido, establecido luego de un determinado lapso de tiempo, que puede ir desde varias versiones consecutivas  hasta una tradición de años o siglos.


ENTIDADES: Son las instituciones, dependencias estatales,  organizaciones o instituciones de la sociedad civil, que realizan actividades de cultura como misión principal, o bien  como complemento a sus objetivos.

LUGARES: Son los espacios físicos donde se desarrolla alguna manifestación de arte o cultura, o bien constituye en si mismo un espacio de costumbres o tradiciones.

MEDIOS: Son los órganos de comunicación que transmiten contenidos culturales a la población.
Ej: Radios, periódicos, boletines, revistas, etc

NOMBRES: Son las personas o agrupaciones (de nivel profesional, semi profesional, aficionado o aprendiz) que ejercen como autores, compositores,  intérpretes o exponentes, de alguna disciplina o manifestación  artística. 
Se cuentan también a los cultores de alguna manifestación cultural. Además de los productores, gestores, comunicadores o técnicos, que hacen posible una práctica de arte o cultura.





   
Bienvenidos a Cosecha Local, un blog de arte cultura e identidad local, centrado en la historia reciente del arte y la cultura en la provincia de Maipo, Región Metropolitana de Santiago, Chile.
Desde aquí entregaremos datos rigurosos, registros y análisis del desarrollo cultural.
Observaremos en detalle lo que ha sucedido desde la década 80 hasta la década 2000 con los lugares, entidades, prácticas, actividades y nombres de la cultura local.

   Cosecha  Local

ARTE Y CULTURA EN LA
PROVINCIA DE
DÉCADAS
80
M a i p o
90

BUIN - CALERA DE TANGO - PAINE -  SAN BERNARDO
2000