martes, 5 de abril de 2016

Guitarras y sandias El ROCK PAININO


                                                                                                                                                                                        Por: 
Jean Catreypan

Al arribo del siglo 21, una cosecha jamás antes vista, brota entre los surcos de sandias, bajo el celeste cielo de la comuna de Paine. Son guitarras eléctricas que brotan del barro, haciendo brillar cuerdas y clavijas al sol.
De inmediato entre los álamos, aparece un escuadrón de jóvenes de esa generación, para desenterrar sus guitarras emergidas de la tierra.
Herederos del trabajo duro de sus ancestros peones...De la sangre y el dolor sepultado bajo pactos secretos, o de la imposición del silencio...Toman las armas que usarán para remecer el valle, para arruinar la siesta de quienes mantuvieron silenciado a su pueblo natal por tantos años.
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A diferencia de lo que pudiera pensarse sobre una comuna rural, emplazada en el extremo sur de la región Metropolitana, la música hecha en Paine, tanto el rock como otros estilos, alcanza un importante desarrollo durante la década 2000 y la siguiente.
Desde fines de los 90 surgen bandas como REBELIÓN, S.I.A. o 1810, que logran crear una escena en bares y sedes sociales, junto con editar una buena cantidad de discos.


Con la llegada del siglo 21, los mismos rockeros, junto a artistas de la comuna, se unen para crear un movimiento que logaría ser crucial en el desarrollo cultural local,  mucho más allá del rock.
Agrupados en la Corporación juvenil de Paine (CJP), se instalan en el antiguo teatro de la comuna, transformando el abandonado inmueble en un espacio dinámico y creativo, a través de talleres artísticos y la realización de eventos.
Su audacia desafía a la administración local de la época y le dobla la mano con propuestas concretas y sólidas.

El chirrear de sus nuevos acordes hace crecer en la comunidad painina, la posibilidad comprobable de gestar expresiones culturales desde la organización social. Como una enorme sandia en cada corazón, esta energía creativa crece hasta explosionar en mil pedazos,  estallido que genera nuevas y mejores ideas en los años siguientes.

El espectro rockero de Paine se amplía con bandas como KICK ASS (2000), KEMA (2007), o SANS CULOTTES (2008), TÓXICOS (2006 – 2008), KINEN, RESTRINGIDOS, etc. Sus sonidos van desde el metal al rock más pop, junto al folklore, que la banda 1810 y otros cantautores, mezclaran con el punk rock.
Sobre esta base organizativa, rockera y cultural, creada en el teatro y luego la sede de la CJP, surgirán iniciativas de memoria y Derechos Humanos enfocadas a la posterior creación del Parque Memorial Paine. 
En la década siguiente, estos y otros nuevos artistas, liderarán la unidad de los Paininos, esta vez en torno al conflicto ambiental con la empresa CCU.





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