lunes, 12 de junio de 2023
miércoles, 16 de marzo de 2022
El Portezuelo y el Puente de los Burros
Portezuelo es un lugar de la ciudad de San Bernardo, ubicado en su zona centro sur, al final de la calle Eyzaguirre y la intersección con calle Eucaliptus.
Corresponde a uno de los antiguos accesos por el sur a la ciudad, que conectaba con el antiguo camino real, o camino al sur, que luego fue la carretera Panamericana. Al construirse esta, se debió dinamitar un brazo del cerro de baja altura, que conectaba con el morro, hoy llamado Cerro Hasbún.
A estas bajas laderas, los españoles daban el nombre de Portezuelo. Pues era un portico, una suerte de pasadizo entre cadenas montañosas.
Al abrir el camino, para la construcción de la carretera Panamericana en 1960, el Cerro Hasbun quedó aislado del cerro Chena, y el antiguo camino del Portezuelo fue abierto para quienes venían de sur a norte, con la opcion de continuar camino hacia Santiago o entrar a San Bernardo por las calles Eyzaguirre o América.
El sector ya se conocia como El Portezuelo y el puente sobre el canal Lo Espejo conservaba el nombre de "Puente de los Burros", haciendo referencia a los burros de carga, que traian mercaderias desde el campo hacia la recova (mercado de abastos, ubicado en lo que hoy es el pasaje Condorito o pasaje Juan Rau.
Estos animales eran amarrados y alimentados en dicho puente. Se trataba de un lugar de descanso y espera. Una especie de puerto terrestre que respondía a las disposiciones de fines del siglo XIX e inicios del XX, que impedían el ingreso de animales de carga a la zona céntrica de las ciudades. Este pequeño puerto, o Portezuelo, concentraba alrededor del puente algunos " despachos" o almacenes, bares y " casas de huifa", donde los peones se distraian y abastecían, luego de largas caminatas desde Calera de Tango y arduas faenas de carga y descarga de animales, frutas, verduras y pertrechos.
Hasta entrados los años 80, una de las micros que venian de Santiago por Gran Avenida, tenia el recorrido " Santiago - San Bernardo - Portezuelo. Su garita estaba por calle América al lado del canal y la ciudad se acababa en ese tramo, donde la calle Eucaliptus lucía campestre, de tierra, apenas conectada, y con árboles que invadían la pista donde apenas circulaban autos.
En dicha esquina y a lo largo de calle Eyzaguirre, podemos encontrar algunos vestigios de esos negocios, que con sus parrones, nos recuerdan el trafico de carretelas tiradas por caballos o bueyes, por donde hoy, abunda el bullicio de interminables tacos.
viernes, 2 de agosto de 2019
Cristo del Sagrado Corazón, San Bernardo.
El Cristo del Sagrado Corazón es una escultura religiosa, de una antigüedad de más de un siglo, ubicada en la plaza de Villa El Andén de San Bernardo, Región Metropolitana de Santiago, Chile.
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| La imagen en pleno tratamiento anticorrosivo del fierro fundido |
La obra proviene de la fundición Capitan Salin del poblado de Dammarie-sur-Saulx en el departamento de Meuse (Mosa en español), en el distrito de Bar-le-Duc, región de Lorena, Francia.
La escultura con seguridad llego a Chile entre 1888 (fecha de su creación) y los primeros años del siglo XX. Aunque se desconoce el año exacto, lo más probable es que fue al construirse el templo de San Bernardo (entre 1900 y 1902). También pudo llegar al templo de Santiago algunos años antes, y luego ser trasladada a San Bernardo.
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| revisando la imagen antes de la restauración |
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| Osses, Criado y Celis planificando la restauración en terreno |
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| Terminado con colores |
sábado, 11 de febrero de 2017
FESTIVAL NACIONAL DEL FOLKLÓRE DE SAN BERNARDO: PASOS DISCORDANTES
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| Añadir leyenda |
El Festival en el Proyecto cultural de la DC
En su dimensión musical, la llamada Música típica, había dado paso a un
folklóre criollísta, y a fines de los
años 60 al Neo Folklóre, a los
conjuntos de proyección folklórica y al movimiento de la Nueva canción chilena. El Festival en el Proyecto cultural de la UP
El desacertado planteamiento de creer que toda la creación y tradición folklórica, debiera estar al servicio de un determinado proyecto político, choca con la férrea oposición de quienes creen en un folklore supuestamente despolitizado, que debiera ser cercano al poder y al orden establecido.
El evento es acogido en San Bernardo por un gobierno
local, cuyo alcalde electo: Fernando Amengual del Campo (PDC /1971 – 1979), se
mantiene en su cargo luego del golpe, apoyando la permanencia del festival,
ahora bajo censura y control de sus contenidos.
Con la llegada de la Concertación por la democracia
al gobierno central en 1990 y al municipio en 1992, renacen las expectativas
respecto al desarrollo de las artes y la cultura. En las dos gestiones del
alcalde Luis Navarro Avilés (PR-PRSD/1992 - 2000) comienza a funcionar la Casa
de la Cultura y en el festival se impulsa la inclusión de artistas de renombre,
de alguna manera ligados al folklóre.
El escenario del anfiteatro municipal recibe a
conjuntos que pertenecieron al movimiento de la nueva canción chilena y el
canto nuevo, que en dictadura estuvieron prohibidos, como Quilapayun, Inti
Illimani, Illapu, etc. Los seguidores de esta música, ven estas actuaciones
como una suerte de acto de justicia y como el inicio de una nueva etapa del
festival donde solo deberían actuar conjuntos de este nivel.
Por su parte la cultura de la derecha política,
promueve la llamada Chilenidad, representada
por clásicos como Los Huasos Quincheros o cantantes de música de raíz
folklórica más estilizada o del neofolklóre, como Ginette Acevedo, Pedro
Messone. También a exponentes de cierta picardía como El Monteaguilino. Se destaca a ballets folklóricos que
presentan símbolos de nacionalidad, donde peón y patrón, mapuche y agricultor
danzan en armonía tras una sola bandera.
La presencia de este enfoque en el Festival se
manifiesta por ejemplo en el manejo de temas religiosos: Se da un mayor protagonismo
a una procesión con la figura de la virgen del Carmen, junto a bailes
religiosos.
Sin embargo estas políticas se arraigan sin mayor
cuestionamiento. Ya no parece haber debate sobre el festival, ni defensores de
la nueva canción chilena u opositores férreos a la presencia de artistas
populares, ni orgánicas ciudadanas que velen por un riguroso protagonismo del
folklóre, o por preservar la calidad y autenticidad de feria de artesanía tradicional
o el rincón literario local, entre un mar de nuevos stands.
La imagen gráfica y publicitaria sin gran
promoción, también habla de un festival hecho en casa. Aunque el imaginario de
la añoranza de un San Bernardo bucólico, que la oficialidad promueve, obliga a recrear
imágenes del recuerdo y construir escenografías con maestranzas, estatuas y
casonas de cartón, tipo “Chilenazo” [4],
que reiteran sobre la reiteración “lo lindo que alguna vez fue San Bernardo”.
Pese a estos chascarros, el festival se mantiene a
flote cada año, enfrentando también el impacto de problemas macro que no están
a su alcance, como la escasez de conjuntos folklóricos con permanencia,
recursos y capacidad (alguna vez financiados por empresas estatales, municipios
o universidades).
Aun así, mientras persista el espíritu original, es
necesario mantener abierta la posibilidad de opinar y debatir sobre su rumbo,
en un Chile que espera reencontrarse con sus raíces y una comuna que no parece
dispuesta a renunciar a su condición de capital del folklóre.domingo, 5 de febrero de 2017
FESTIVAL NACIONAL DEL FOLKLÓRE DE SAN BERNARDO: PASOS DISCORDANTES
¿Hacia dónde
va el festival del Folklóre?, ¿Qué entendemos por folklóre?El pasado, presente y futuro del Festival del Folklóre en esta mirada no oficial.
Y MISIÓN
DEL FESTIVAL
En el debate interno, el festival se ha enfrentado
desde siempre, a visiones contrapuestas sobre su misión. Como también a
definiciones confusas y hasta contradictorias, sobre que significa el concepto
Folklóre y ser la Capital del folklóre
en el Chile de hoy, donde todo lo referido a la cultura e identidad, parece
haber perdido el interés de las mayorías.V/S SHOW ARTÍSTICO
Por un lado está la visión de los amantes de un
folklóre serio, de investigación, o pedagógico, que prioriza la mantención de
su carácter cultural y educativo, de salvaguarda y difusión de la tradición
folklórica. Esta propondría continuar con los cuadros de proyección folklórica
como plato principal y como valor integral de todo el festival y sus eventos
anexos.
Más extrema aún, es la idea que demandan quienes
preferirían un festival volcado hacia la mayoritaria población de la comuna de
estratos más bajos: Un Show artístico segmentado de música popular.
Hippizar el festival de este modo, implicaría tal
vez un cambio de conciencia mayor, que solo se podrá lograr una vez que cada
uno de nosotros cambiemos por dentro.Un festival Espectáculo folklórico - misceláneo

















